Hace cerca de 10 años atendí al primer caso de violencia machista entre adolescentes. En ese momento me alarmé no sólo porque eran muy jóvenes sino también porque no cuadraban en una familia donde pudieran haber aprendido las mismas pautas. Después de este caso vinieron más y compartiéndolo con algunos colegas me asaltaron las alarmas . Ahora se han disparado los casos y ya hay un número creciente de jóvenes de entre 14 y 16 años que necesitan asistencia policial por temor a que sus «ex-parejas » atenten contra ellas.
¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? ¿Cómo se explica este pespunte de la violencia a tan temprana edad? Voy a exponer una de las posibles explicaciones y obviamente desde mi perspectiva profesional y personal.
Están creciendo solos. Muchos chicos y chicas que conozco crecen sin límites claros. Los padres actuales tienen graves dificultades para ponerlos. Son padres que se sienten fácilmente culpables, temerosos de dañar a sus hijos, confundiendo el límite con el autoritarismo, actitud que cuestionan de sus propios padres. El acceso fácil a internet, bajarse series y películas sin ningún tipo de filtro (series y películas machistas), el uso desmesurado del WhatsApp y otros canales digitales (Facebook, Twitter…) y una televisión donde la exposición a la intimidad y constantes faltas de respeto son el día a día, la normalidad de estos chavales.
Los chicos no hablan con adultos, no se pasa tiempo real con ellos, para aprender a pensar, a reflexionar , a cuestionar y disfrutar. Los chicos no llaman a casa, al teléfono fijo y por ello no les atiende un adulto con el que tienen que saludar, y conversar. Se comunican sólo entre ellos. Sus referentes son ellos mismos. La violencia es parte de una angustia interna de crecer desprotegidos, porque éste es, al fin y al cabo, la función más importante del límite. Necesitamos una sociedad que vuelva a poner al adulto en su lugar. Nuestros jóvenes nos necesitan.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
