Elogio a la timidez

Elogio a la timidez
(que no es vergüenza).

«Es que soy timido/a».
«El problema es mi timidez «

A menudo escucho estos comentarios como si la timidez fuera una deficiencia. Y es que a nivel social y desgraciadamente clinico se le considera como tal,Existe mucha bibliografia de cómo vencer «este mal que te acecha».
Esa misma idea social genera más repercusión que el hecho de vivir con ella. La timidez tiene un sentido protector. Ante los desconocidos, la timidez da espacio y tiempo para ir viendo si uno se acerca o aleja de quien tiene ante sí. Nos hace prudentes al intervenir en conversaciones donde a menudo escuchamos comentarios de experto cuando no se sabe tanto de lo que está hablando.
La timidez nos recuerda nuestras limitaciones, no todo es posible o vamos a tener o conseguir.
Hay pues una cierta humildad en esa timidez.
El problema es que a menudo es confundida con vergüenza. Vergüenza vinculada con un sentimiento de desvalorización y por tanto excesivo temor a mostrarse uno. Con la vivencia de que hay algo en mi que no está bien, despreciable.Y ello le lleva a adquirir una falsa identidad, una coraza.
En nuestro momento actual, donde la intimidad ha perdido valor..quizás deberíamos recuperar una cierta timidez.
La mirada social al extrovertido está sobrevalorada,ya que éste puede hablar mucho y no decir realmente nada de si mismo o invadir tu propio espacio sin haberse generado entre ambos ese tiempo de intimidad que se requiere.y que la timidez fomenta o por lo menos facilita.

Vivimos inmersos en la rapidez, y el mundo emocional tiene otro tempo, que no corresponde con la manera en qué vivimos. La timidez da tiempo, regula las pausas de los encuentros, disipa más las dudas de la intimidad, respeta más los deseos.
He aqui mi elogio a l@s timid@s.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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