Sed de tierra

Seguir lo que te pide el cuerpo, aunque no estaba ese proyecto en tu cabeza.

Esa es a menudo la gran dificultad. 

Hemos aprendido a decidir desde la más absoluta racionalidad. 

“Pon cabeza” es una frase muy usada. Y en algunas situaciones tiene sentido. Pero a menudo nos cuesta tomar decisiones importantes sabiendo que nuestro cuerpo y con ello nuestras percepciones, intuiciones, sensaciones nos llevan a otro lugar. Que no “ esperábamos “ ni hubiéramos hecho un tiempo atrás.

Si no seguimos este sendero de lo sensitivo, nos enfermamos, ansiedad, angustia, depresión suelen ser las “paradas” que nos avisan. 

Porque tomar decisiones asusta. Más si no son tan “analizadas”.

Pues asi he llegado yo , a mi nueva etapa. Otra etapa más en mi vida. No sabía para dónde, en qué lugar ni de qué manera. 

Pero el cuerpo me lo pedía. Sal de ahi, vete, después de 20 años coordinando un centro, con colaboradores, viviendo en el centro de la ciudad, con todas sus comodidades. 

Después de una pequeña etapa en solitario, como transición a este momento cumbre que vivo ahora. 

Lo he dejado todo, el centro, el piso..

Y me he ido el campo.

Senti sed de tierra.

Las tripas, las entrañas.. 

el instinto sin saber a dónde llegaria,

mi cuerpo entero.. ves y sal a la tierra.

Y la encontré. La primera. 

Lo supe desde el principio. 

Es este lugar, me dije cuando llegué .

Este es mi hogar. 

Se que a muchas personas les ha pasado. Llegar a una casa y sentir que era esta..

Si pensaba racionalmente , la ubicación no me gustaba, cerca de un polígono.. en un lugar feo.

Pero era esa finca. 

Esa tierra árida y seca

Y obedeciendo de nuevo mis entrañas. Me quedé.

Pasaron meses durmiendo en una espacio de 20 m2 sin puertas ni ventanas, con un sol de justicia. Aprendiendo a vivir con unas pocas placas, y un pozo de qgua de unos 80 años hecho a mano.

Sin miedo.

Los pájaros no dejan de trinar.

Moverse por la finca y sentir el latido del algarrobo, que tiene la mirada del

Buda. La mirada amplia y profunda. 

Este es mi lugar. Con la tierra que pide labranza y cuidado. 

Nos ponemos en marcha